hoy me siento como aquel
gitano albanes que hacía fila en la puerta de un Mac Donald en roma a
las 7 Am para comerse un desayuno de hamburguesa acompañado de las aguas negras
del imperialismo.
Como ese niño de chanclas viejas que baja de la favela en
rio de janeiro para intentar vender o robarse algo, antes que le alcance la
bala Oficial.
Siento el olor a polvo y cianuro que sintio josé, aquel minero de 18 años que perdió la vida aplastado por toneladas de piedras tratando
de ganarse la vida.
Siento el peso en el alma y el dolor en el hueso, siento la
injusticia ciega y asesina
Y no quiero sentir más.
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